Desde dentro
Aunque la primera impresión que se percibe al entrar en un centro penitenciario suele ser fría, oscura y hostil, cuando se convive y conoce a los que allí están internados, se descubre que hay mucha sensibilidad y arte en ellos. A través de la música, el teatro, la poesía, sus escritos y demás expresiones artísticas se desnuda el alma y se descubre el anhelo de vida que siempre subsiste en cada ser humano.
Hay mucha originalidad en sus creaciones, ya sea para plasmar un grito desgarrado desde el sufrimiento, ya sea para vocear la necesidad de soñar con la libertad. Desde dentro, sus obras nos denuncian y se denuncian a sí mismos en sus errores, pero sobre todo expresan que la luz que se filtra a cuenta gotas entre sus muros, es suficiente para mantener viva la esperanza de que otra sociedad mejor aún es posible.
Escuchar sus composiciones, leer sus escritos, sentir sus poesías… es contemplar proyectos de vida truncados desde pequeños, historias de injusticias, zancadillas y equivocaciones. Asomarse a sus cuadros, murales, fotografías… es vislumbrar un canto agradecido al amor de quien no se olvidó de ellos, a los gratos recuerdos de momentos felices, a las expectativas de una vida futura en paz. En su arte se percibe la grandeza del hombre y su fragilidad.