Reinserción
Fundamentalmente este trabajo se viene realizando desde las casas de acogida, aunque realmente todos nos sentimos implicados en la necesidad de apoyarles en su difícil incorporación a la sociedad. Son muchos los que salen de prisión pero luego no consiguen que la prisión salga de ellos. Es como un fantasma que siempre los ronda o como una pesada losa que al ser vista por otros, en vez de crear lazos de apoyo y sensibilización, provoca dinámicas de exclusión y recelo.
Muchas otras veces son los mismos problemas del pasado, que aparentemente desaparecieron al entrar en prisión y sólo quedaron aletargados en el tiempo, los que volviendo al primer plano se convierten en una pesada espada de Damocles que vuelve a amenazarles con cortar su acceso a llevar una vida en normalidad.
De prisión se sale mejor persona o roto por dentro. Pero para unos y otros, nunca es fácil empezar de nuevo. El tiempo corrió para todos, y aunque dentro parece que va lento, en la calle la vida sigue su curso imparable. Los niños crecen con o sin sus padres cerca, las relaciones cambian, la tecnología avanza, la sociedad en su conjunto parece decirles que puede caminar sin ellos. Ahora hay que subirse a un tren en marcha y a la vez curar las heridas de la prisión y de una vida anterior.
Todo ello requiere una preciosa labor de acompañamiento a la cual nos sentimos especialmente llamados, aunque quizás no del todo capacitados. Dios proveerá.