Rasgos
El voluntario en prisiones es un cristiano que se siente llamado a un compromiso de servicio gratuito a los hermanos y es enviado por la Iglesia a realizar un trabajo concreto en la pastoral penitenciaria.
Realiza su acción de manera organizada y, a través de grupos de trabajo da respuesta a las necesidades existentes para ser presencia viva de la misma Iglesia.
Vive su fe cotidiana insertado en una comunidad parroquial, religiosa o movimiento apostólico, y se sabe enviado por ella a esta misión.
Ya que entra a formar parte de un voluntariado de máximo riesgo se considera un requisito fundamental su estado de salud física y mental.
La edad mínima para comenzar un voluntariado de prisiones será de 21 años. Así como la máxima para iniciar este voluntariado será de 63 años. Al cumplir los 70 años el voluntario solicita la baja al capellán responsable del centro penitenciario. El capellán puede renovar la solicitud del pase si lo considera oportuno.
En el mes de septiembre cada voluntario expresa su renovación de compromiso por escrito al capellán responsable del centro penitenciario según la “carta de compromiso” que se presenta más abajo.
Responsabilidad y constancia en el compromiso adquirido para asegurar la eficacia y la continuidad del trabajo comenzado.
Compromiso de cumplir las normas de comportamiento y actuación que cada Centro Penitenciario nos solicita para trabajar dentro.
Capacidad de escucha y diálogo, discreción respeto y prudencia.
Capacidad de trabajo en equipo.
Espíritu de servicio
Creatividad, entusiasmo, ilusión y optimismo.
Madurez, equilibrio y aceptación de los propios límites.
Firme convencimiento de la capacidad que tiene la persona para cambiar y disposición constante para disculpar y perdonar.
Capacidad de empatía.
Voluntad para evangelizar y ser evangelizado